Es común que digamos que todo cambia, que nada permanece, lo que dio resultado en un tiempo ya no funciona en otro, no se puede hacer más de lo mismo, no es posible sólo con “echarle ganas”; ante entornos desafiantes y amenazantes se requieren cambios. Aislarse del entorno es una acción que siempre ha precedido al fracaso de las organizaciones.
Debemos ser capaces de detectar las amenazas cuando son pequeñas y manejables y no esperar que se vuelvan incontrolables. Como lo expresa Nicolás Maquiavelo en El Principe: “al principio su mal es difícil de conocer, pero fácil de curar, mientras que, con el transcurso del tiempo, al no haber sido conocido ni atajado, se vuelve fácil de conocer, pero difícil de curar”.
Y ¿Qué es una amenaza?
Una amenaza es cualquier factor externo que podría impedir o dificultar el logro de los objetivos propuestos.
Un ejemplo conocido es la historia de los dos vendedores de zapatos que llegan a un país y el primero reporta que es un lugar sin potencial porque “nadie usa zapatos”, por su parte, el otro vendedor dice que es la oportunidad más grande porque “nadie posee zapatos”.
Muy interesante esta nota Toño, saludos
Saludos, un gran abrazo, gracias
Es recomendable también leer el libro “El Príncipe” de Nicolas Maquiavelo, un extraordinario analista del siglo XIV